lunes, 25 de abril de 2011

Ghetto de berlin

Berlín ha dejado de ser una ciudad maldita para los judíos. Aunque las reticencias de muchos hacia la que fue capital del Tercer Reich no han desaparecido del todo, la comunidad hebrea de Berlín vuelve a crecer y es otra vez la primera de Alemania. El regreso lo comenzaron en realidad los judíos de origen alemán que llevaban generaciones en la Unión Soviética, que pudieron reclamar la nacionalidad alemana tras el desmoronamiento del Telón de Acero. Habían sido víctimas del estalinismo, no directamente de los nazis. La puerta a la reconciliación definitiva con la ciudad se abrió en 1999, cuando la sede del Consejo Central de los Judíos en Alemania se trasladó de Bonn a Berlín, secundando el cambio efectivo de capital. Era el reconocimiento de que, si bien de Berlín emanó la decisión del Holocausto, el período nacionalsocialista no podía negar para siempre la importante tradición judía de la ciudad, en la que se habían dado las mayores expresiones de la creatividad del pueblo hebreo. Y las cifras comenzaron a crecer, aunque lejos del volumen que habían alcanzado. Al comenzar el siglo XXI, Berlín llegaba a los doce mil residentes judíos (tenía 170.000 antes de la llegada del nazismo al poder), y en el conjunto de Alemania el número se había recuperado hasta ochenta mil (superaba el medio millón en 1933). La histórica presencia judía en esta zona de la ciudad viene explicada por la obligación que tenía la comunidad hebrea de cruzar la fortificación del siglo XVII a través de la Spandauer Tor, situada en lo que es hoy el Hackescher Markt. En las inmediaciones exteriores de esa puerta se formó el Spandauer Vorstadt (Arrabal de Spandau). Éste se extendería pronto entre el tramo superior de la Friedrichstraße y la Alexanderplatz, y quedaría limitado al norte por la posterior muralla del siglo XVIII, que discurría por la Torstraße. Ni todos los habitantes del Spandauer Vorstadt eran judíos, ni todos los judíos vivían en él. Conforme fue madurando su integración en la sociedad berlinesa, también se produjo su dispersión. En el primer tercio del siglo XX había judíos en todo Berlín, distribuidos no en razón de credo sino de clase social, y así, familias acomodadas como las del escritor Walter Benjamin o el crítico literario Marcel Reich-Reinicki, entre otras muchas, habitaban en los ambientes burgueses del oeste. Para los más pobres quedó el rincón oriental del Spandauer Vorstadt, conocido como Scheuenviertel, un conjunto de míseras viviendas en el que se amontonaron los miles de emigrantes del este de Europa que a principios del siglo XX huían de los pogromos y buscaban una salida hacia América. Aunque en Berlín no hubo propiamente gueto judío, el Scheunenviertel fue lo más parecido.